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Ciencia y Salud

La anestesia, seguridad vital del paciente

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Anestesia en cirugía y reanimación posquirúrgica.

“No sólo nos ocupamos de que la intervención se desarrolle sin accidentes, sin efectos adversos o de que el paciente no sienta dolor alguno y tampoco sea consciente de lo que está ocurriendo, sino que somos responsables de que esta persona se encuentre en las mejores condiciones físicas posibles al despertar”, añade.

“La seguridad se define así como el intento consciente de evitar cualquier daño innecesario al paciente. La anestesiología, por tanto, es un componente fundamental de la calidad asistencial en el Sistema Nacional de Salud, donde las anestesiólogas tenemos un papel muy relevante”, recalca la especialista de la Clínica IMEMA.

La Dra. María Lema Tomé también es médico adjunto en el Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, miembro de la Sociedad Europea de Anestesiología y Cuidados Intensivos y profesora de Medicina en el Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense (UCM).

En su formación académica destacan su licenciatura en Medicina por la Universidad de Sevilla, su doctorado en la UCM, su especialización en Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, su máster ASECMA/SCCMA de cirugía mayor ambulatoria o su máster en Medicina Estética en la Universidad de Alcalá.

Anestesia.
El periodista de la Agencia EFE, Gregorio del Rosario, entrevista a la Dra. María Lema Tomé, anestesióloga y renanimadora de la Clínica IMEMA de Madrid.

¿Qué tipo de anestesia se utiliza en el cuerpo humano?

La anestesia se conforma a través de una serie de técnicas con las que se administran un conjunto de fármacos que suprimen o atenúan el dolor. Son técnicas adecuadas a cada tipo de cirugía, donde el paciente siempre mantendrá sus constantes vitales en los rangos de la normalidad.

Podemos resumir estas técnicas en tres grandes grupos.

Anestesia general: en esta categoría se puede englobar la sedación leve, moderada y profunda, así como la anestesia general, técnica que requiere un control completo de la vía aérea, lo que incluye la necesidad de intubación orotraqueal manteniendo al paciente relajado.

El paciente, además, permanecerá conectado a una máquina que realizará la función pulmonar.

Esta técnica se utiliza, por ejemplo, en cirugías cardíacas o en cirugías abdominales, en las que necesitamos que el paciente esté totalmente dormido, muy relajado y no se mueve absolutamente nada.

La anestesia general es muy habitual en cirugía plástica para mamoplastia de aumento.

Anestesia locorregional: se emplea en procedimientos en los que se requiere que sólo una parte del cuerpo humano se quede y permanezca anestesiado el tiempo necesario para la intervención.

Por ejemplo, una anestesia raquídea para tratar una hernia inguinal, una anestesia epidural para un parto o bloqueos del nervio plexo periférico para dormir un brazo o una pierna, que además se pueden bloquear a diferentes niveles, como pueda ser una mano.

Anestesia.
En el caso de la epidural o de la analgesia intradural se administra el fármaco en la zona de la espalda, en el espacio epidural o del líquido cefalorraquídeo, bañando todas las raíces nerviosas para lograr que el paciente no tenga dolor y no se mueva. Ilustración de Javier Tejedo.

La anestesia locorregional se lleva a cabo con ayuda de ecografía o neuroestimuladores para localizar exactamente los nervios que queremos anestesiar.

A este grupo de anestesias podemos añadir la sedación pertinente para que el paciente se encuentre confortable durante la intervención.

Anestesia local: se infiltra un anestésico local en la zona que queremos dormir, que no puede ser muy extensa. Esta técnica se realiza, por ejemplo, en el trasplante capilar, donde administraremos el anestésico en la zona donante y en la zona receptora de la cabeza, o en lesiones cutáneas.

Anestesia en trasplante capilar
Al paciente de trasplante capilar, después de pasar a quirófano, se le canaliza una vía venosa periférica en el dorso de la mano. Esta vía se utiliza para dos fines: por un lado, administrar sedación con el fin de que no sienta nada de dolor y esté confortable durante toda la intervención; y por el otro, administrar una terapia adecuada en el caso de que pudiera presentar algún evento inesperado que ponga en riesgo su salud. A la vez, se realiza una monitorización completa del paciente que comprende electrocardiograma, tensión arterial y saturación periférica de oxígeno. También se administrará oxígeno mediante cánulas nasales. En la fotografía, el Dr. Eduardo López Bran, una anestesista y el equipo de enfermería de la Clínica IMEMA extraen los folículos pilosos de la nuca o zona donante del paciente.

¿Y cómo se administran estas anestesias en el paciente?

En anestesia general se utiliza una vía intravenosa para producir una inducción del sueño del paciente, que se podrá mantener bien con fármacos intravenosos en perfusión continua o bien mediante gases inhalatorios.

La mascarilla de inhalación de gases de inicio aporta oxígeno al paciente, pero luego se podrán introducir fármacos inhalatorios a través del tubo que les ayuda a respirar.

En la anestesia regional inyectamos el anestésico en aquellos nervios que queramos insensibilizar. Con la anestesia local, como su propio nombre indica, el anestésico inyectado irá exactamente a la zona que queremos dormir.

Anestesia en cirugía y reanimación posquirúrgica.

Prácticamente tod@s tendremos que ser hospitalizad@s en algún momento de nuestras vidas para recibir un tratamiento médico que precise la utilización de anestesia… Doctora Lema Tomé, ¿qué acciones preoperatorias se deben acometer antes de entrar a un quirófano?

Para garantizar la seguridad del paciente durante una intervención médica que requiera el uso de anestesia, todas ellas y ellos tienen que pasar una consulta de preanestesia. La anestesiología está presente a lo largo de todo el proceso perioperatorio.

La anestesióloga, como es mi caso, tratará de recabar toda la información de interés sobre el estado de salud del paciente, especialmente sobre diferentes patologías previas y medicaciones relacionadas (se realizarán los ajustes necesarios en los fármacos habituales).

Pero no sólo eso, sino que tendrá que averiguar el historial detallado de cirugías previas, con o sin incidentes, sus hábitos tóxicos (fumar, beber alcohol, drogas, sedentarismo, etc.).

También, el peso, la talla, si el paciente realiza ejercicio, si se fatiga o si padece algún tipo de alergia o intolerancia.

Valoramos todas esas variablesy datos médicos en fución de la cirugía a la que tenga que someterse y al estado basal del paciente (nivel de funcionamiento básico del organismo en ausencia de estímulos externos y enfermedades).

Además, se estudiarán analíticas de sangre, orina u otras, así como una radiografía de tórax o un electrocardiograma, entre otras pruebas diagnósticas.

El objetivo no es otro que optimizar al paciente para que llegue en el mejor estado de salud posible a la intervención para evitar que se produzcan efectos adversos o cualquier tipo de incidente imprevisto.

Cualquier condición previa es importante para determinar si el paciente es apto o no a la intervención en cada momento.

Doctora, ¿hasta qué punto es necesario abandonar los hábitos tóxicos como fumar, beber alcohol y las drogas, o comunicar las alergias que sufrimos, antes de someternos a una intervención quirúrgica?

Frente a una intervención quirúrgica, como debiera suceder en la vida diaria, es fundamental evitar los hábitos tóxicos… Y no sólo durante la cirugía, sino antes y después.

El tabaco, un tóxico muy consumido por un porcentaje muy alto de la población, produce una irritación crónica de las vías respiratorias.

Esta irritación crónica podría generar una serie de problemas respiratorios durante la acción de la anestesia, lo que podría provocar una crisis de asma entendido como un broncoespasmo; circunstancia que pone en riesgo la vida del paciente al sufrir una importante desaturación de oxígeno.

Algunas drogas conllevan arritmias durante el intraoperatorio, provocando, incluso, una parada cardíaca en el paciente.

Por tanto, es prioritario detectar cualquier consumo de tóxicos en la consulta de preanestesia; situación análoga si hablamos de las alergias que sufre el paciente.

Utilizamos diferentes fármacos que actúan en diferentes vías, no sólo a nivel anestésico. Habrá que evitar las reacciones alérgicas en relación al dolor y la inflamación.

¿Y l@s pacientes preguntan por ir en ayunas a la cirugía?

Por supuesto. Se recomienda el ayuno mínimo de seis horas para cualquier sólido o líquido salvo la ingesta de agua, que se podrá tomar hasta dos horas previas a la intervención, como norma general.

Esta precaución disminuye la incidencia de una complicación muy infrecuente pero potencialmente mortal: la broncoaspiración.

Los fármacos anestésicos provocan que se pierdan los reflejos de la vía aérea, de ayudarnos a no atragantarnos, a que no tengamos vómitos, ni que refluya la comida o cualquier fluido aparatoso.

Es decir, que parte el contenido del estómago pase a los pulmones y le pueda producir una neumonía aspirativa, que es una complicación muy grave.

Anestesia en cirugía y reanimación posquirúrgica.

Dra. María lema Tomé, anestesióloga, ¿cómo se vigila la seguridad del paciente durante la intervención?

Es muy característico que muchas personas piensen o manifiesten que el papel del anestesista es dormir al paciente y ahí finaliza su misión. Este pensamiento es un mito sin base ni argumento alguno.

Durante el intraoperatorio mantenemos todas las constantes vitales del paciente: a lo largo de la operación, y gracias a una monitorización exquisita, conseguimos su estabilidad tanto respiratoria como hemodinámicamente.

Monitorizamos el corazón, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial o la saturación de oxígeno.

En el caso de anestesia general, monitorizamos, además, la profundidad anestésica, es decir, vemos cuánto y cómo de dormido se encuentra el paciente y cuáles son sus requerimientos anestésicos.

También vigilamos la mecánica ventilatoria, puesto que una máquina está sustituyendo la función pulmonar del paciente.

Podemos medir otra serie de parámetros en función del tipo de cirugía. Por ejemplo, en una cirugía cardíaca necesitamos medir la presión arterial de manera más invasiva, así como otras características del paciente.

En el postoperatorio nos encargamos de que el despertar del paciente se realice de manera adecuada, sin alteraciones a nivel cardiovascular o respiratorio.

Y tratamos cualquier complicación que pueda surgir y optimizamos el tratamiento ante el dolor, las náuseas y los posibles vómitos.

Doctora, ¿el paciente se puede despertar en medio de una intervención quirúrgica o sufrir dolor?

Es cierto que existe esta complicación que se llama despertar intraoperatorio, pero la incidencia es muy muy baja.

La anestesiología es una de las especialidades médicas que ha presentado un mayor desarrollo en los últimos 50 años, y no sólo en su vertiente farmacológica, cada vez más seguros, sino desde el punto de vista de la monitorización intraoperatoria.

Llevamos a cabo un manejo estrecho del paciente, las complicaciones que puedan aparecer, así como trabajar en sintonía con el cirujano para que la intervención se desarrolle en las mejores condiciones quirúrgicas.

Ante cualquier evento que por causa de la cirugía pueda aumentar el nivel de alerta, nosotr@s pondríamos todos los medios para que el paciente no llegara a despertarse y, desde luego, no sientiera dolor.

Es más, entre nuestros objetivos se incluye que el paciente no recuerde absolutamente nada de la intervención quirúrgica.

Anestesia en cirugía y reanimación posquirúrgica.

Doctora, ¿qué efectos tiene la anestesia en el paciente cuando se despierta?

Los pacientes, cuando despiertan, lo normal siempre es que reflejen un cierto mareo y desorientación. Este efecto se pasará a los pocos minutos o en una hora, puesto que siempre son trasladados a una unidad de reanimación postoperatoria.

Si bien es cierto que la anestesia es segura, no está exenta de riesgos, algunos de ellos inherentes a la condición quirúrgica y otros que dependen de la naturaleza y el estado de salud general del paciente.

Entre los más frecuentes y menos graves tenemos la aparición de náuseas y vómitos en el postoperatorio, irritación de la garganta tras anestesia general debido a la intubación o reacciones alérgicas a algunos fármacos administrados.

Por ejemplo, si un paciente es hipertenso tendrá más riesgo de que se descompense su tensión arterial, tanto que suba como que baje. Lo tendríamos previsto.

Siempre vamos por delante y podemos poner solución al problema, incluso evitar que ocurra, sobre todo en relación a las náuseas y vómitos postoperatorios.

¿Y existe algún tipo de riesgo mayor causado por la anestesia?

Los eventos adversos más graves son muy infrecuentes y suelen ir asociados a patologías preexistentes en el paciente. El riesgo cero no existe.

Por ejemplo, que haya algún tipo de parada intraoperatoria y el paciente puede llegar a fallecer; que haya algún tipo de embolismo o un “shock” o conmoción anafiláctica debido a un fármaco del cual se desconocía que el paciente fuera alérgico.

Todo puede pasar, pero son riesgos extremadamente raros y que el anestesiólogo siempre está preparado para poder tratarlos en el quirófano.

Dra. María lema, ¿qué sucedería si se interviene a un paciente sin anestesia?

Esa posibilidad es que ni se plantea a nivel profesional. Si un paciente necesita anestesia, siempre hay que brindársela. Es un acto médico insustituible para la salud y la integridad del paciente.

En ocasiones, habrá que escoger cuál es la mejor forma de administrar esta anestesia, porque podemos optar por varias técnicas, pero siempre garantizando la seguridad del paciente.

Anestesia en cirugía y reanimación posquirúrgica.
Microcirugía de trasplante capilar en la Clínica IMEMA de Madrid: injerto de folículos pilosos en la zona receptora o área calva que previamente se han extraído de la zona donante del paciente, localizada en su nuca. EFE/GRB.

Por último, doctora, ¿qué diferencias existen entre anestesia y sedación?

La sedación se administra de la misma forma que la anestesia general, es decir, a través de la vía intravenosa. Son fármacos para que el paciente se relaje, se quede dormido y esté confortable.

En mi opinión, la sedación es parte de la anestesia, que yo siempre la encuadro dentro de la anestesia general, y se emplea en tres niveles:

Sedación leve, en la que el paciente está hablando, consciente pero muy tranquilo. Sedación moderada, en la cual el paciente ya está más dormido, pero responde a los estímulos cuando le hablamos o le tocamos.

Y sedación profunda, en la cual el paciente necesitaría más estímulos para percibir la realidad que le rodea

En estos tres niveles de sedación, la característica princial es que el paciente respira por sí mismo y se le puede ayudar con oxígeno a través de pequeñas cánulas nasales para mantener una mejor oxigenación.

Sin embargo, cuando ya pasamos a una anestesia general, el paciente va a estar totalmente inconsciente y muchas veces no podrá moverse, por lo cual recibirá ventilación mecánica.

Intubaremos al paciente mediante un tubo endotraqueal y a partir de ahí le conectaremos a una máquina que va a estar realizando la función respiratoria de sus pulmones.

Médicas anestesiólogas como la doctora María Lema Tomé son vitales para l@s pacientes antes, durante y después de cualquier intervención quirúrgica, y también, por supuesto, en los tratamientos de carácter local, como un trasplante capilar, que combina sedación y anestesia local.

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Los fármacos antiobesidad se asocian a un menor riesgo de cáncer en personas obesas

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Un estudio dirigido por la Universidad de Indiana (EE.UU.) revisó las historias médicas de 42.317 personas que tomaban estos fármacos antiobesidad, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA), como Ozempic o Wegovy, con las de un número parecido de individuos que no los usaban, para estudiar el riesgo de cáncer.

El consumo de GLP-1RA “se asoció significativamente con una reducción del riesgo de cáncer en general, en particular de cáncer de endometrio, meningioma y ovario”. Sin embargo, también se asociaron “con un aumento no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, señala la investigación.

Los GLP-1RA se recetan ampliamente para el control glucémico en la diabetes tipo 2 y recientemente han ganado popularidad para el control del peso, pero su impacto a largo plazo sobre el riesgo de cáncer sigue siendo incierto, lo que llevó al equipo a plantearse este estudio.

El objetivo era comparar la incidencia de 14 tipos de cáncer, en concreto el de pulmón y otros trece que están asociados a la obesidad: hígado, tiroides, páncreas, vejiga, colorrectal, riñón, mama, endometrio, meningioma, tracto gastrointestinal superior, ovario, mieloma múltiple y próstata.

Las tasas de incidencia de todos ellos, entre medicados y no, fueron de 13,6 frente a 16,4 por cada 1.000 personas-año, respectivamente, “lo que indica un riesgo global de cáncer significativamente menor entre las personas que tomaban GLP-1RA”, escriben los autores.

En particular, el uso de esta familia de fármacos antiobesidad se asoció con una reducción del riesgo de cáncer de endometrio, ovario y meningioma.

Sin embargo, también se relacionó “con un aumento marginalmente no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, lo que pone de relieve la necesidad de “un seguimiento a más largo plazo para aclarar los mecanismos subyacentes y las implicaciones clínicas de estos hallazgos”, concluye el artículo de la Universidad de Indiana.

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Niños infectados por covid en el embarazo, antes de las vacunas, presentan retrasos en el desarrollo cognitivo

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Esta es la principal conclusión de una novedosa investigación sobre los efectos en los niños de la pandemia de covid durante el embarazo, que ha sido liderada por el Instituto de Neurociencias del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor centro español con fondos públicos dedicado al estudio del cerebro, con sede en Sant Joan d’Alacant (Alicante) y gestionado con la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

Encabezado por el grupo de Neurobiología de Enfermedades Mentales de este centro mixto del CSIC y la UMH, la investigación fue publicada en la revista Cellular and Molecular Life Sciences en 2023 y sus resultados han sido respaldados a lo largo de este año 2025 en diversos estudios de científicos de varios países, cuando los niños y niñas infectados en el vientre materno rondan hoy día el lustro de vida.

La semana 20 del embarazo es un periodo fundamental en la formación de la corteza cerebral y clave para el posterior proceso de aprendizaje de las personas, ha explicado a EFE el científico principal, el neurocientífico Salvador Martínez, en cuya investigación han participado, entre otros, los murcianos José Manuel Hernández López y Cristina Hernández Medina.

La migración de neuronas y el flujo de oxígeno en esta fase crucial para el cerebro corresponde a la proteína ACE2, que a su vez se ha demostrado receptor del coronavirus, dejando entrar al SARS-CoV-2 en unas neuronas aún inmaduras porque carecen de la barrera protectora hematoencefálica, ya presente en la etapa posterior.

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El neurocientífico Salvador Martínez, científico principal del estudio, del Instituto de Neurociencias, centro mixto del CSIC y de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. EFE/Pablo Miranzo

Efectos sobre la memoria

Al analizar varios cerebros humanos de fetos de 20 semanas de gestación donados anónimamente tras un aborto espontáneo en 2020, se ha observado que la presencia del virus de la pandemia tiene efectos “de forma muy particular y localizada en unas células de la región embrionaria del hipocampo: la parte del cerebro que se dedica a la memoria”.

De esta forma, cuando hubo infección congénita de SARS-CoV-2 y la madre tuvo que ser hospitalizada (los casos con más carga viral) se elevó la probabilidad de alteración del desarrollo cerebral, lo que puede asociarse a la aparición de trastornos del espectro autista (TEA), déficit de atención, hiperactividad y otras problemáticas del aprendizaje no asociados a un síndrome o casuística concreta, lo que se conoce como discapacidad intelectual no sindrómica.

En varios estudios epidemiológicos publicados recientemente se ha observado un aumento del 10 % del déficit cognitivo del desarrollo intelectual, comparado con datos de bebés nacidos antes y después “en los mismos lugares y en condiciones similares”, según Martínez, quien ha aclarado que esos retrasos cognitivos cayeron en los hijos de las madres ya vacunadas, por la menor carga viral.

Estos estudios amplían el conocimiento de los efectos de un SARS-CoV-2 que “infectó a toda la sociedad” sin ser tan virulento como otros virus anteriores como el de la viruela, y reflejan que en los casos en los que llegó al cerebro del feto para infectar a las células en desarrollo “se podría predecir o anticipar un aumento de la discapacidad intelectual, del retraso del desarrollo cerebral”.

“Eso es lo que ahora se puede empezar a comprobar porque esos niños tienen más de cinco años y es cuando esa región del cerebro es necesaria para que aprendan adecuadamente”, ha añadido el científico del Neurociencias.

Catedrático y profesor en París antes de director del Neurociencias

Catedrático de Anatomía y Embriología Humana en la UMH, Martínez Pérez (Abengibre, Albacete, 1961) ha desarrollado una larga carrera docente e investigadora donde ha sido profesor de l’École Doctorale de l’Institut Pasteur de París y cuenta con colaboraciones internacionales y estancias en centros extranjeros al margen de dirigir, entre 2016 y 2020, el Instituto de Neurociencias.

Además de esta investigación en niños infectados en 2020 por covid en el embarazo, su trabajo ha trascendido en otros campos como un ensayo pionero en humanos y con unos primeros resultados esperanzadores para una terapia que ralentice e, incluso, detenga la degeneración muscular de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) con células del propio paciente extraídas de la médula ósea.

También ha dirigido recientemente un estudio que usa los ‘dientes de leche’ recién caídos de los niños como fábrica de células neuronales para terapias personalizadas dirigidas a los pequeños con enfermedades raras del sistema nervioso como el autismo, las leucodistrofias o el síndrome de Rett.

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Dátiles: nutritiva dulzura y moderado consumo

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“Son tantas las propiedades de los dátiles, que ya desde la antigüedad, árabes, griegos, hebreos y egipcios, llamaban a la palmera datilera, que es el árbol del que proceden, el ‘árbol de la vida”, señala Laura Sánchez, experta en nutrición del Hospital Universitario La Luz Quirónsalud.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español (MAPA) explica que a raíz de las propiedades nutritivas de los dátiles, los fenicios llamaban a la palmera datilera ‘el árbol de Dios’, ya que se podía sobrevivir viajando por el desierto con un puñado de estos frutos, los cuales llegaron a América durante la colonización con las migraciones españolas.

La palmera datilera o palmera real (Phoenix dactylifera) es una especie notable dentro de su familia botánica, las arecáceas. Puede alcanzar los 20 metros de altura, tiene un tronco de 30 a 40 centímetros de anchura, está presente de forma natural en el norte de África y suroeste de Asia, y es cultivada en las riberas septentrionales del Mar Mediterráneo.

Su origen se atribuye al Norte de África y a Asia, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre este punto.

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Un hombre recoge dátiles de una palmera en Hyderab (Pakistán). EFE/EPA/NADEEM KHAWER

Alto contenido en vitaminas, minerales, fibra y azucares

La nutricionista Laura Sánchez señala que los dátiles destacan por su contenido en vitaminas y minerales.

“Son frutos ricos en potasio y magnesio, dos sustancias importantes para el sistema nervioso; en niacina (vitamina B3), que ayuda a mantener sanos el sistema nervioso, el aparato digestivo y la piel; y en fibra alimentaria, sustancia vegetal que contribuye a prevenir el estreñimiento; además de ser una buena fuente de energía”, puntualiza.

La morfología del dátil es ovalada y cuenta con una semilla interior y una pulpa pegajosa de color anaranjado marronáceo, todo envuelto en una piel brillante, según lo describe la experta del HULL.

Explica que “los dátiles Medjool y Deglet Noor son las variedades más frecuentes para el consumo”, y que “contrariamente a lo que muchos piensen, el dátil no es una fruta desecada, sino que este fruto se seca ya en el propio árbol con el sol, para después ser recolectado” .

“Consumir hasta tres dátiles al día puede ser un perfecto tentempié para nuestro día a día, y lograr todos sus beneficios nutricionales”, subraya.

Precauciones y contraindicaciones

Destaca que este fruto puede ser una importante alternativa como condimento para quienes quieran endulzar sus platos de la manera más saludable, evitando los azúcares blancos o edulcorantes, aunque en el caso de padecer diabetes, se aconseja restringir su consumo.

A la hora de incorporar los dátiles a tu dieta, “debes tener en cuenta que aunque es un alimento saludable, tiene un alto contenido en azúcares, por lo que no hay que consumirlo en exceso, porque puede ser contraproducente”, advierte.

“Al ser un alimento nutritivo, con alto contenido en azúcares, los dátiles, no están indicados para personas con problemas renales y/o con problemas en la metabolización de los azúcares”, señala la nutricionista.

Sánchez indica que, al igual que ocurre con los zumos, no es igual consumir los dátiles enteros que triturados, ya que cuando se trituran, desaparece la fibra y aumenta la cantidad de azúcar en el producto final que se ingiere.

dátiles
EFE/EPA/SAMIULLAH POPAL

Dátiles, beneficiosos para la salud cardiovascular

El consumo moderado de dátiles puede ser beneficioso para el corazón, ya que uno de los minerales más destacados que contiene, el potasio, ayuda a reducir el riesgo de patología cardiovascular y la presión arterial, según la especialista.

Y para la piel y el cabello

Las propiedades antioxidantes de estos frutos, “favorecen la salud a la piel y el cabello, confiriéndoles un aspecto más brillante y sano; y son determinantes a la hora de reducir la inflamación del cuerpo y prevenir ciertas enfermedades”, agrega Sánchez, destacando que estos frutos son ricos en potasio, hierro, calcio, magnesio y otras vitaminas del grupo B, C y A.

Sin olvidar la microbiota, los huesos y el cerebro

Los dátiles también contienen abundante fibra, compuesto vegetal que aporta saciedad, “algo fundamental para quien quiera bajar peso”, además de mejorar la microbiota (conjunto de microorganismos beneficiosos) del intestino y nuestra salud intestinal en general; evitar el estreñimiento; y ayudar a prevenir enfermedades, incluso ajenas al tracto digestivo, puntualiza.

Estos dulces frutos destacan por su alto contenido de minerales, como magnesio, fósforo, y calcio, que claramente pueden contribuir a mantener nuestra salud ósea, añade la nutricionista.

Asimismo, “el alto poder energético y la riqueza en antioxidantes de los dátiles, pueden ayudar a reducir la inflamación en el cerebro, y a prevenir patologías neurológicas”, asegura Sánchez añadiendo que también “se sabe que el consumo de estos frutos puede favorecer una mejor función cognitiva”.

Tipos y consejos para conservar los dátiles

Laura Sánchez señala que en función de los tiempos de maduración, lo cual hace que varíen su textura y consistencia, los dátiles se clasifican en tres categorías: blandos, semisecos y secos.

Explica que “independientemente de su categoría, todos tienen un alto porcentaje de azúcares, en torno a un 60%, por lo que son una importante fuente de energía.

Por otra parte, “los dátiles blandos son los más húmedos y los que más azúcares tienen. Los semisecos son carnosos y jugosos, mientras que los secos son más duros y secos”, describe.

Además de los Medjool y Deglet Noor, los más frecuentes, “hay cientos de variedades de dátiles, con diferentes colores, formas, texturas y sabores, como Halawy, Barhi, Mozafati, Zahidi, Sukkari, Khadrawy y Hayani, así como los dátiles Piarom, también conocidos como Maryam o ‘dátiles chocolate’, que son los más caros y lujosos del mundo”, puntualiza.

Para comprar dátiles de buena calidad, Sánchez recomienda asegurarse de que “a simple vista presenten un color marrón-negro brillante y jugoso; que no estén demasiados arrugados ni secos; y que no tengan manchas blancas, que indicarían que su azúcar se ha cristalizado, ni tampoco negras, que indicarían la presencia de moho”.

Otro aspecto que “debemos tener en cuenta es que el embalaje o envase de los dátiles esté bien cerrado y sin golpear”, añade.

Respecto de cuál es la mejor forma de conservar estos frutos, señala que “los dátiles blandos y semisecos necesitan refrigeración (incluso algunas veces congelación para conseguir que duren más), mientras que los secos se pueden almacenar a temperatura ambiente”.

“Los dátiles se pueden consumir al natural o utilizar en recetas dulces y saladas. ¿A qué esperas para consumirlos?”, concluye.

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