Ciencia y Salud
Viaje endoscópico al tubo digestivo: boca y esófago

“Tumores epidermoides en faringe y laringe, divertículos de Zenker y epifrénico, esofagitis eosinofílica, infecciones por hongos o por virus del papiloma en el esófago y hernia de hiato, con su reflujo gastroesofágico, relaciona el experto en endoscopia digestiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
“Pero también, esofagitis por reflujo, anillo de Schatzki, el afamado esófago de Barrett, estenosis esofágica tras una intervención quirúrgica o varices esofágicas debidas a la cirrosis hepática”, completa y divulga el director científico del Instituto Clínico del Aparato digestivo (ICAdig).
El paciente, que pueder ser cualquiera de nosotros, hombres y mujeres, se encontrará ya anestesiado y tumbado en la camilla de operaciones en la posición decúbito lateral izquierdo, la más utilizada en endoscopia digestiva, posición decúbito supino o decúbito lateral derecho.

Entrada al tubo digestivo para explorar y diagnosticar lesiones con el endoscopio
La boca del paciente estará protegida siempre por una boquilla, pieza de plástico o mordedor, que evitará daños en la zona labial y dental; dispositivo mantiene la boca abierta durante el tiempo que dure el diagnóstico y el tratamiento.
Pasamos entre la lengua y el paladar hasta visualizar la base de la lengua, donde se posicionan el cartílago de la epiglotis y la úvula o campanilla. Desde ahí entramos a la parte baja de la faringe o hipofaringe. Al fondo la epiglotis y justo, a continuación, la laringe.
En los laterales de la laringe hay unos fondos de saco llamados senos piriformes. Si nos colocamos justo encima de la laringe podemos ver las cuerdas vocales y la entrada a la tráquea.

Colocándonos justo entre los dos senos piriformes, en la pared posterior de la faringe y haciendo leve presión en la zona se logra pasar al esófago cervical superando la boca de Killian y el área cricofaríngea.
Doctor Marín, ¿qué tipo de tumores se pueden diagnosticar en la faringe o la laringe?
Aunque es un área propia de nuestr@s compañer@s de otorrinolaringología, los endoscopistas digestivos no debemos desaprovechar la oportunidad de descartar la presencia de tumores epidermoides precoces en estas zonas.
Estas lesiones son más frecuentes en fumadores y pacientes consumidores frecuentes de alcohol.
Explorando con gastroscopia el área anatómica con imagen endoscópica mejorada, en este caso BLI (Blue Light Imaging), la detección de este tipo de tumores es más sencilla y se visionan más oscuras debido al mayor desarrollo de los vasos sanguíneos que las componen.

Entrando en el esófago, tramo lineal del tubo digestivo
El esófago, al ser un tubo recto, en sencillo de superar y explorar, lo dividimos en tres zonas o tercios: proximal, medio y distal.
Y dado que posee cuatro marcas de estrechamiento relativo en condiciones normales y en la posición lateral izquierda habitual, hablamos de: entrada a través de la zona cricofaríngea, las compresiones formadas por el arco aórtico y el bronquio principal izquiedo, la aurícula izquierda y el cardias o unión esofagogástrica.
Durante algunas de nuestras exploraciones, como sucede en el caso del POEM (miotomía endoscópica peroral), al colocar al paciente boca arriba (supino), también puede visualizarse la marca en la pared posterior del esófago de las vértebras situadas en esa zona de la columna vertebral.

Divertículo de Zenker en el esófago
El divertículo de Zenker, llamado así en honor a un gran anatomista y patólogo, Friedrich Albert von Zenker, es una especie de “bolsillo” que se forma en la parte superior del esófago, justo donde este se conecta con la parte baja de la garganta (hipofaringe).
Esta bolsa se produce por un debilitamiento en la pared muscular del esófago, muy común en personas mayores, lo que permite que una pequeña porción del tubo digestivo sobresalga hacia afuera.
Las personas que tienen este divertículo pueden experimentar síntomas como dificultad para tragar (disfagia), sensación de que los alimentos se quedan atascados en la garganta, regurgitación de alimentos no digeridos e incluso mal aliento.
Cuando se realiza una endoscopia, el divertículo de Zenker aparece como una cavidad o saco que se abre en el esófago. El endoscopista debe tener cuidado de no introducir el endoscopio con excesiva presión en el esófago para evitar perforar uno de estos divertículos, si existiera.
La imagen endoscópica es clave para el diagnóstico, ya que permite visualizar directamente el divertículo y determinar su tamaño y ubicación exacta.
En la parte superior de la imagen endoscópica suele encontrarse una zona de fruncimiento de la mucosa que es la verdadera entrada al esófago. Entre el propio tubo del esófago y la pared del divertículo se forma un septo que se puede cortar con una técnica endoscópica llamada “diverticulotomía”.

Doctor, ¿y qué es un divertículo epifrénico del esófago?
Los divertículos epifrénicos son pequeños “sacos” que se forman en la parte inferior del esófago, cerca del diafragma, justo antes de que el esófago se conecte con el estómago.
Estos divertículos se desarrollan debido a una debilidad en la pared del esófago y suelen estar asociados con problemas de motilidad, es decir, dificultades en el movimiento que ayuda a empujar los alimentos hacia el estómago.
Aunque muchas personas pueden no tener síntomas, otras pueden experimentar dificultad para tragar, dolor en el pecho, o regurgitación de alimentos no digeridos.
El tratamiento está indicado en pacientes sintomáticos, especialmente aquellos con disfagia, regurgitación, dolor torácico o complicaciones respiratorias. Los pacientes asintomáticos generalmente no requieren tratamiento.
La terapia endoscópica de los divertículos epifrénicos ha evolucionado con el tiempo.
Una de las técnicas más prometedoras es la miotomía endoscópica peroral (POEM), que se ha demostrado eficaz en el manejo de estos divertículos, especialmente cuando están asociados con trastornos de la motilidad esofágica.
Otra técnica es la división del septo endoscópico mediante túnel submucoso.

Doctor Marín Gabriel, ¿qué otras patologías se diagnostican en el esófago?
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria del esófago caracterizada por la acumulación de un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos en la mucosa esofágica. Esta acumulación anormal se asocia con frecuencia a otras respuestas alérgicas, sobre todo respiratorias.
La enfermedad provoca que el esófago se inflame y se vuelva más rígido, lo que dificulta el paso de los alimentos.
L@s pacientes con esofagitis eosinofílica suelen presentar dificultad para tragar (disfagia) y, en algunos casos, episodios de impactación alimentaria, donde los alimentos quedan atascados en el esófago.
Durante una endoscopia, uno de los hallazgos característicos de esta enfermedad es la “traquealización” del esófago, que significa que la pared del esófago adquiere una apariencia similar a la de la tráquea, con múltiples anillos o surcos visibles a lo largo de su longitud.

También se pueden observar los microabscesos eosinofílicos, que son pequeñas acumulaciones de eosinófilos en la mucosa esofágica. Pueden ser difíciles de distinguir de otros punteados blanquecinos que se pueden ver en el esófago, como el que provoca la infección por hongos como la cándida albicans.
Los episodios de impactación alimentaria son relativamente frecuentes debido a la inflamación crónica y al endurecimiento del tejido esofágico, lo que provoca que los alimentos se queden atascados.
Esto es una de las principales complicaciones de la enfermedad y a menudo el motivo por el cual los pacientes buscan atención médica.

Doctor, hablando de microorganismos… ¿El virus del papiloma humano, tan frecuente en la garganta, se puede acantonar en el esófago?
Los papilomas esofágicos son lesiones infrecuentes de la capa más superficial de la mucosa del esófago, el epitelio. Generalmente son descubiertas incidentalmente durante una esofagogastroduodenoscopia (EGD).
Su etiología no está completamente clara, pero se ha propuesto que la irritación crónica de la mucosa, como la causada por el reflujo gastroesofágico y la infección por el virus del papiloma humano (HPV) pueden ser factores contribuyentes.
Se recomienda extirparlos debido a casos documentados de transformación a carcinoma de células escamosas.
El tratamiento implica la resección endoscópica. Como suelen ser muy pequeños, con una pinza de biopsia puede ser suficiente.
Las técnicas más comunes para lesiones más complejas incluyen la polipectomía con asa de polipectomía, la resección mucosa endoscópica (EMR) o la disección submucosa (DSE); pero requerir de estas técnicas más avanzadas es algo excepcional.

Doctor, guíenos hasta el estómago… ¿Qué nos vamos a encontrar en esta parte del tubo digestivo?
La hernia de hiato ocurre cuando una parte del estómago se desplaza hacia el tórax a través del hiato esofágico, que es la apertura en el diafragma por donde pasa el esófago. Esa zona, por tanto, se desplaza arriba y abajo con los movimientos respiratorios.
La hernia de hiato puede causar síntomas como acidez, reflujo gastroesofágico y dolor en el pecho debido a que el ácido del estómago puede retroceder hacia el esófago con más facilidad.
En una endoscopia, la hernia de hiato se puede identificar de dos maneras principales.
Cuando se realiza la endoscopia en retroflexión, es decir, con el endoscopio curvado hacia atrás dentro del estómago, se obtiene una imagen clara de la hernia. En esta posición, se puede apreciar mejor cómo una parte del estómago se introduce a través del hiato hacia el tórax.
Con esta visión podemos revisar si hay lesiones en el saco herniario.
En visión directa, el médico visualiza la unión entre las mucosas del esófago y el estómago (llamada unión gastroesofágica o transición escamocolumnar -ver fotografía anterior-), que puede aparecer desplazada hacia arriba en comparación con su posición normal.
Algunos pliegues gástricos sobrepasan el hiato y ascienden unos centímetros por encima de la impronta del diafragma.

¿Y la hernia de hiato está relacionada con el reflujo gastroesofágico?
La esofagitis por reflujo moderada es una inflamación del esófago causada por el contacto repetido y prolongado con el ácido del estómago, que se dirige hacia arriba, hacia el esófago, debido a un mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior.
Este reflujo ácido irrita la mucosa esofágica y provoca una inflamación que, en una fase moderada, suele manifestarse con síntomas como acidez frecuente, dolor en el pecho y sensación de ardor detrás del esternón. En esta fase, todavía no se observan complicaciones graves como úlceras o estenosis.
Durante la endoscopia, la esofagitis por reflujo moderada se visualiza como zonas de enrojecimiento (eritema) más extensas a lo largo de la mucosa de la parte final del esófago.
Estas erosiones suelen ser lineales, y aunque no afectan a toda la circunferencia del esófago, ya comienzan a mostrar signos de lesión más evidente.

Doctor Marín, y esa especie de anillo qué vemos en esta parte inferior del esófago, ¿qué es?
El anillo de Schatzki es una banda delgada de tejido que se forma en la parte inferior del esófago, justo en la unión donde se halla la transición entre las mucosas del esófago y del estómago.
Esta estructura, cuando se estrecha de forma pronunciada, provoca dificultad para tragar, especialmente con alimentos sólidos como la carne o el pan, un síntoma conocido como disfagia.
Aunque muchas personas con anillo de Schatzki no presentan síntomas, cuando el anillo es lo suficientemente estrecho, podría ocasionar que los alimentos se queden atascados, provocando, además, una impactación alimentaria.
Esta situación generaría una sialorrea, sensación incómoda en el pecho e imposibilidad para tragar la propia saliva.
En la endoscopia, el anillo de Schatzki aparece como un estrechamiento en forma de anillo concéntrico en la parte inferior del esófago.
Cuando el estrechamiento no permite pasar el endoscopio, es necesario un tratamiento, como la dilatación, para ampliar el diámetro del esófago y mejorar la deglución.

¿De qué enfermedad hablamos cuando se dice que un paciente sufre esófago de Barret?
El esófago de Barrett es una alteración de la mucosa en la que el revestimiento normal del esófago cambia debido a la exposición prolongada al ácido del estómago, generalmente como resultado del reflujo gastroesofágico crónico.
En lugar del revestimiento habitual, que es de tipo escamoso, las células del esófago se transforman en un tejido similar al que recubre el intestino, un proceso conocido como metaplasia intestinal, situacion que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de esófago, por lo que se requiere un seguimiento periódico.
Los síntomas suelen ser los mismos que los del reflujo gastroesofágico, aunque el esófago de Barrett en sí no suele causar síntomas adicionales.
Durante la endoscopia, el esófago de Barrett se observa como áreas rojizas y aterciopeladas que reemplazan el revestimiento pálido normal del esófago.
Para mejorar la visualización de estas áreas, se puede utilizar ácido acético, que es una solución diluida de vinagre.
Al aplicar ácido acético sobre la mucosa, las áreas afectadas por el esófago de Barrett muestran un cambio de color más blanquecino en comparación con el tejido normal. Esto permite una mejor delimitación de la extensión del tejido afectado, facilitando tanto el diagnóstico como la toma de biopsias dirigidas.
Esta técnica es especialmente útil para detectar cambios precancerosos o áreas sospechosas que podrían requerir un seguimiento más cercano. Cuando hay este tipo de lesiones esas áreas pierden la tinción más rápidamente y se vuelven más rojizas.

¿Y el diámetro del esófago puede estrecharse, de tal manera que los alimentos se queden atrapados en esta parte del tubo digestivo?
La estenosis esofágica tras una cirugía es una complicación que puede ocurrir cuando se forma tejido cicatricial en el esófago, provocando un estrechamiento de su diámetro. Esto puede suceder después de una cirugía esofágica, como una extirpación del esófago por un problema benigno o maligno.
El estrechamiento del esófago dificulta el paso de alimentos, lo que provoca síntomas como disfagia, dolor al tragar y, en casos graves, la imposibilidad de ingerir sólidos o incluso líquidos.
Durante una endoscopia, la estenosis esofágica aparece como un estrechamiento visible del tubo esofágico. En la zona afectada, el diámetro del esófago se reduce significativamente y se puede observar una transición abrupta entre la mucosa esofágica normal y la zona estrecha.
El tejido cicatricial que causa la estenosis a menudo tiene una apariencia pálida y rígida pero también puede haber cambios inflamatorios.
Dependiendo de la gravedad, este estrechamiento puede ser lo suficientemente importante como para que el endoscopio pase con dificultad o incluso no pase en absoluto sin la intervención de una dilatación.
La dilatación endoscópica es el procedimiento utilizado para tratar esta estenosis. Durante el procedimiento, el médico inserta un balón de dilatación a través del endoscopio y las posiciona en la zona estrecha del esófago.
Luego, el balón se infla lentamente para ensanchar la estenosis, expandiendo el tejido cicatrizado y permitiendo que el esófago recupere un diámetro más funcional.
En la endoscopia, después de la dilatación, el esófago muestra un aumento en el diámetro de la zona previamente estrechada, lo que facilita el paso de alimentos y líquidos, mejorando los síntomas del paciente.

Por último Dr. Marín, ¿es cierto que podemos tener varices en el esófago?
Las varices esofágicas son dilataciones anormales de las venas del esófago que se desarrollan como consecuencia de la hipertensión portal, una complicación común de la cirrosis hepática.
En la cirrosis, el hígado está gravemente dañado, lo que interfiere con el flujo sanguíneo normal a través de él. Esto aumenta la presión en la vena porta, la principal vena que lleva la sangre desde los órganos digestivos hacia el hígado, lo que hace que la sangre busque rutas alternativas, dilatando las venas en el esófago.
Estas varices pueden ser muy peligrosas porque sus paredes se afinan y son propensas a romperse, lo que puede causar hemorragias graves y potencialmente mortales.
Durante una endoscopia, las varices esofágicas se visualizan como venas prominentes y tortuosas que sobresalen de la pared del esófago.
En casos leves, estas venas pueden verse como pequeños nódulos, pero a medida que la hipertensión portal empeora, las varices pueden volverse más grandes y sobresalir más en la luz del esófago.
En los casos avanzados, las varices pueden ocupar gran parte de la circunferencia del esófago, pareciendo cordones azulados o violáceos que sobresalen notablemente.
En algunos casos, pueden observarse signos de sangrado reciente, como coágulos adheridos o puntos de ruptura en la superficie de las varices.
El riesgo de hemorragia es alto en pacientes con cirrosis avanzada, por lo que la identificación y tratamiento de las varices esofágicas mediante endoscopia es crucial.
En este procedimiento, además de la evaluación visual, pueden aplicarse tratamientos como la ligadura de las varices con bandas elásticas o la inyección de agentes esclerosantes para prevenir o detener el sangrado.
En el próximo videoblog de Aparato Digestivo continuaremos con nuestro viaje al interior del tubo digestivo de la mano experta del Dr. José Carlos Marín Gabriel, quien nos mostrará mediante un endoscopio las características anatómicas principales del estómago y el duodeno (primera porción del intestino delgado), además de las lesiones más frecuentes y dañinas para el ser humano.
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Ciencia y Salud
Los fármacos antiobesidad se asocian a un menor riesgo de cáncer en personas obesas

Un estudio dirigido por la Universidad de Indiana (EE.UU.) revisó las historias médicas de 42.317 personas que tomaban estos fármacos antiobesidad, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA), como Ozempic o Wegovy, con las de un número parecido de individuos que no los usaban, para estudiar el riesgo de cáncer.
El consumo de GLP-1RA “se asoció significativamente con una reducción del riesgo de cáncer en general, en particular de cáncer de endometrio, meningioma y ovario”. Sin embargo, también se asociaron “con un aumento no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, señala la investigación.
Los GLP-1RA se recetan ampliamente para el control glucémico en la diabetes tipo 2 y recientemente han ganado popularidad para el control del peso, pero su impacto a largo plazo sobre el riesgo de cáncer sigue siendo incierto, lo que llevó al equipo a plantearse este estudio.
El objetivo era comparar la incidencia de 14 tipos de cáncer, en concreto el de pulmón y otros trece que están asociados a la obesidad: hígado, tiroides, páncreas, vejiga, colorrectal, riñón, mama, endometrio, meningioma, tracto gastrointestinal superior, ovario, mieloma múltiple y próstata.
Las tasas de incidencia de todos ellos, entre medicados y no, fueron de 13,6 frente a 16,4 por cada 1.000 personas-año, respectivamente, “lo que indica un riesgo global de cáncer significativamente menor entre las personas que tomaban GLP-1RA”, escriben los autores.
En particular, el uso de esta familia de fármacos antiobesidad se asoció con una reducción del riesgo de cáncer de endometrio, ovario y meningioma.
Sin embargo, también se relacionó “con un aumento marginalmente no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, lo que pone de relieve la necesidad de “un seguimiento a más largo plazo para aclarar los mecanismos subyacentes y las implicaciones clínicas de estos hallazgos”, concluye el artículo de la Universidad de Indiana.
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Ciencia y Salud
Niños infectados por covid en el embarazo, antes de las vacunas, presentan retrasos en el desarrollo cognitivo

Esta es la principal conclusión de una novedosa investigación sobre los efectos en los niños de la pandemia de covid durante el embarazo, que ha sido liderada por el Instituto de Neurociencias del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor centro español con fondos públicos dedicado al estudio del cerebro, con sede en Sant Joan d’Alacant (Alicante) y gestionado con la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.
Encabezado por el grupo de Neurobiología de Enfermedades Mentales de este centro mixto del CSIC y la UMH, la investigación fue publicada en la revista Cellular and Molecular Life Sciences en 2023 y sus resultados han sido respaldados a lo largo de este año 2025 en diversos estudios de científicos de varios países, cuando los niños y niñas infectados en el vientre materno rondan hoy día el lustro de vida.
La semana 20 del embarazo es un periodo fundamental en la formación de la corteza cerebral y clave para el posterior proceso de aprendizaje de las personas, ha explicado a EFE el científico principal, el neurocientífico Salvador Martínez, en cuya investigación han participado, entre otros, los murcianos José Manuel Hernández López y Cristina Hernández Medina.
La migración de neuronas y el flujo de oxígeno en esta fase crucial para el cerebro corresponde a la proteína ACE2, que a su vez se ha demostrado receptor del coronavirus, dejando entrar al SARS-CoV-2 en unas neuronas aún inmaduras porque carecen de la barrera protectora hematoencefálica, ya presente en la etapa posterior.

Efectos sobre la memoria
Al analizar varios cerebros humanos de fetos de 20 semanas de gestación donados anónimamente tras un aborto espontáneo en 2020, se ha observado que la presencia del virus de la pandemia tiene efectos “de forma muy particular y localizada en unas células de la región embrionaria del hipocampo: la parte del cerebro que se dedica a la memoria”.
De esta forma, cuando hubo infección congénita de SARS-CoV-2 y la madre tuvo que ser hospitalizada (los casos con más carga viral) se elevó la probabilidad de alteración del desarrollo cerebral, lo que puede asociarse a la aparición de trastornos del espectro autista (TEA), déficit de atención, hiperactividad y otras problemáticas del aprendizaje no asociados a un síndrome o casuística concreta, lo que se conoce como discapacidad intelectual no sindrómica.
En varios estudios epidemiológicos publicados recientemente se ha observado un aumento del 10 % del déficit cognitivo del desarrollo intelectual, comparado con datos de bebés nacidos antes y después “en los mismos lugares y en condiciones similares”, según Martínez, quien ha aclarado que esos retrasos cognitivos cayeron en los hijos de las madres ya vacunadas, por la menor carga viral.
Estos estudios amplían el conocimiento de los efectos de un SARS-CoV-2 que “infectó a toda la sociedad” sin ser tan virulento como otros virus anteriores como el de la viruela, y reflejan que en los casos en los que llegó al cerebro del feto para infectar a las células en desarrollo “se podría predecir o anticipar un aumento de la discapacidad intelectual, del retraso del desarrollo cerebral”.
“Eso es lo que ahora se puede empezar a comprobar porque esos niños tienen más de cinco años y es cuando esa región del cerebro es necesaria para que aprendan adecuadamente”, ha añadido el científico del Neurociencias.
Catedrático y profesor en París antes de director del Neurociencias
Catedrático de Anatomía y Embriología Humana en la UMH, Martínez Pérez (Abengibre, Albacete, 1961) ha desarrollado una larga carrera docente e investigadora donde ha sido profesor de l’École Doctorale de l’Institut Pasteur de París y cuenta con colaboraciones internacionales y estancias en centros extranjeros al margen de dirigir, entre 2016 y 2020, el Instituto de Neurociencias.
Además de esta investigación en niños infectados en 2020 por covid en el embarazo, su trabajo ha trascendido en otros campos como un ensayo pionero en humanos y con unos primeros resultados esperanzadores para una terapia que ralentice e, incluso, detenga la degeneración muscular de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) con células del propio paciente extraídas de la médula ósea.
También ha dirigido recientemente un estudio que usa los ‘dientes de leche’ recién caídos de los niños como fábrica de células neuronales para terapias personalizadas dirigidas a los pequeños con enfermedades raras del sistema nervioso como el autismo, las leucodistrofias o el síndrome de Rett.
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Ciencia y Salud
Dátiles: nutritiva dulzura y moderado consumo

“Son tantas las propiedades de los dátiles, que ya desde la antigüedad, árabes, griegos, hebreos y egipcios, llamaban a la palmera datilera, que es el árbol del que proceden, el ‘árbol de la vida”, señala Laura Sánchez, experta en nutrición del Hospital Universitario La Luz Quirónsalud.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español (MAPA) explica que a raíz de las propiedades nutritivas de los dátiles, los fenicios llamaban a la palmera datilera ‘el árbol de Dios’, ya que se podía sobrevivir viajando por el desierto con un puñado de estos frutos, los cuales llegaron a América durante la colonización con las migraciones españolas.
La palmera datilera o palmera real (Phoenix dactylifera) es una especie notable dentro de su familia botánica, las arecáceas. Puede alcanzar los 20 metros de altura, tiene un tronco de 30 a 40 centímetros de anchura, está presente de forma natural en el norte de África y suroeste de Asia, y es cultivada en las riberas septentrionales del Mar Mediterráneo.
Su origen se atribuye al Norte de África y a Asia, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre este punto.

Alto contenido en vitaminas, minerales, fibra y azucares
La nutricionista Laura Sánchez señala que los dátiles destacan por su contenido en vitaminas y minerales.
“Son frutos ricos en potasio y magnesio, dos sustancias importantes para el sistema nervioso; en niacina (vitamina B3), que ayuda a mantener sanos el sistema nervioso, el aparato digestivo y la piel; y en fibra alimentaria, sustancia vegetal que contribuye a prevenir el estreñimiento; además de ser una buena fuente de energía”, puntualiza.
La morfología del dátil es ovalada y cuenta con una semilla interior y una pulpa pegajosa de color anaranjado marronáceo, todo envuelto en una piel brillante, según lo describe la experta del HULL.
Explica que “los dátiles Medjool y Deglet Noor son las variedades más frecuentes para el consumo”, y que “contrariamente a lo que muchos piensen, el dátil no es una fruta desecada, sino que este fruto se seca ya en el propio árbol con el sol, para después ser recolectado” .
“Consumir hasta tres dátiles al día puede ser un perfecto tentempié para nuestro día a día, y lograr todos sus beneficios nutricionales”, subraya.
Precauciones y contraindicaciones
Destaca que este fruto puede ser una importante alternativa como condimento para quienes quieran endulzar sus platos de la manera más saludable, evitando los azúcares blancos o edulcorantes, aunque en el caso de padecer diabetes, se aconseja restringir su consumo.
A la hora de incorporar los dátiles a tu dieta, “debes tener en cuenta que aunque es un alimento saludable, tiene un alto contenido en azúcares, por lo que no hay que consumirlo en exceso, porque puede ser contraproducente”, advierte.
“Al ser un alimento nutritivo, con alto contenido en azúcares, los dátiles, no están indicados para personas con problemas renales y/o con problemas en la metabolización de los azúcares”, señala la nutricionista.
Sánchez indica que, al igual que ocurre con los zumos, no es igual consumir los dátiles enteros que triturados, ya que cuando se trituran, desaparece la fibra y aumenta la cantidad de azúcar en el producto final que se ingiere.

Dátiles, beneficiosos para la salud cardiovascular
El consumo moderado de dátiles puede ser beneficioso para el corazón, ya que uno de los minerales más destacados que contiene, el potasio, ayuda a reducir el riesgo de patología cardiovascular y la presión arterial, según la especialista.
Y para la piel y el cabello
Las propiedades antioxidantes de estos frutos, “favorecen la salud a la piel y el cabello, confiriéndoles un aspecto más brillante y sano; y son determinantes a la hora de reducir la inflamación del cuerpo y prevenir ciertas enfermedades”, agrega Sánchez, destacando que estos frutos son ricos en potasio, hierro, calcio, magnesio y otras vitaminas del grupo B, C y A.
Sin olvidar la microbiota, los huesos y el cerebro
Los dátiles también contienen abundante fibra, compuesto vegetal que aporta saciedad, “algo fundamental para quien quiera bajar peso”, además de mejorar la microbiota (conjunto de microorganismos beneficiosos) del intestino y nuestra salud intestinal en general; evitar el estreñimiento; y ayudar a prevenir enfermedades, incluso ajenas al tracto digestivo, puntualiza.
Estos dulces frutos destacan por su alto contenido de minerales, como magnesio, fósforo, y calcio, que claramente pueden contribuir a mantener nuestra salud ósea, añade la nutricionista.
Asimismo, “el alto poder energético y la riqueza en antioxidantes de los dátiles, pueden ayudar a reducir la inflamación en el cerebro, y a prevenir patologías neurológicas”, asegura Sánchez añadiendo que también “se sabe que el consumo de estos frutos puede favorecer una mejor función cognitiva”.
Tipos y consejos para conservar los dátiles
Laura Sánchez señala que en función de los tiempos de maduración, lo cual hace que varíen su textura y consistencia, los dátiles se clasifican en tres categorías: blandos, semisecos y secos.
Explica que “independientemente de su categoría, todos tienen un alto porcentaje de azúcares, en torno a un 60%, por lo que son una importante fuente de energía.
Por otra parte, “los dátiles blandos son los más húmedos y los que más azúcares tienen. Los semisecos son carnosos y jugosos, mientras que los secos son más duros y secos”, describe.
Además de los Medjool y Deglet Noor, los más frecuentes, “hay cientos de variedades de dátiles, con diferentes colores, formas, texturas y sabores, como Halawy, Barhi, Mozafati, Zahidi, Sukkari, Khadrawy y Hayani, así como los dátiles Piarom, también conocidos como Maryam o ‘dátiles chocolate’, que son los más caros y lujosos del mundo”, puntualiza.
Para comprar dátiles de buena calidad, Sánchez recomienda asegurarse de que “a simple vista presenten un color marrón-negro brillante y jugoso; que no estén demasiados arrugados ni secos; y que no tengan manchas blancas, que indicarían que su azúcar se ha cristalizado, ni tampoco negras, que indicarían la presencia de moho”.
Otro aspecto que “debemos tener en cuenta es que el embalaje o envase de los dátiles esté bien cerrado y sin golpear”, añade.
Respecto de cuál es la mejor forma de conservar estos frutos, señala que “los dátiles blandos y semisecos necesitan refrigeración (incluso algunas veces congelación para conseguir que duren más), mientras que los secos se pueden almacenar a temperatura ambiente”.
“Los dátiles se pueden consumir al natural o utilizar en recetas dulces y saladas. ¿A qué esperas para consumirlos?”, concluye.
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