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Ciencia y Salud

Trocanteritis, ese intenso y complejo dolor en la cadera

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“La trocanteritis es una afección muy frecuente, probablemente sea, junto a la artrosis, la primera o segunda causa de consulta por dolor de cadera. Aparece a partir de la tercera década de vida”, explica a EFEsalud el cirujano y traumatólogo Miguel Almaraz, especialista de la Unidad de Cadera de la Clínica Cemtro de Madrid.

El traumatólogo estima que 9 de cada 10 pacientes son mujeres y la principal causa, entre otras, es la propia constitución de la estructura de la cadera femenina, más ancha que la de los hombres, por lo que la fascia lata (tejido conectivo en la parte superior y lateral de la pierna) produce más presión en la cadera e inflamación.

El trocánter y otras estructuras que pueden generar dolor

El trocánter es una parte del fémur superior, una zona del hueso donde se inserta musculatura, la más importante es la del glúteo medio. Y en esa zona es donde se concentran una serie de estructuras que pueden generar dolor y constituyen el síndrome del trocánter mayor doloroso o trocanteritis.

Una de ellas es la bursa o bolsa de líquido sinovial que actúa como amortiguador ante el impacto del movimiento y “reduce el deslizamiento entre los planos musculares”, especifica el doctor.

Cuando se inflama la bursa es lo que se denomina bursitis del trocánter y también es una lesión dolorosa y frecuente.

Otra patología es la que se denomina “cadera en resorte” o coxa saltans que, ante determinados movimientos de la cadera, provoca una especie de chasquido y puede generar inflamación.

Pero también hay otros músculos, los rotadores externos de la cadera y entre ellos, muy pegado al trocánter, pasa el nervio ciático y su afectación es más infrecuente.

Uno de esos rotadores externos de la cadera es el piramidal que produce el llamado síndrome piramidal: cuando el músculo está contracturado o existen bandas fibróticas puede haber compresión del nervio ciático y produce lo que se llama la “falsa ciática”, que no procede de la columna lumbar, sino que su origen está en la zona de cadera. El dolor se extiende también por la pierna. Esta afección no se considera una trocanteritis como tal, pero sí se engloba en el síndrome del trocánter mayor doloroso.

“Hay muchas causas que pueden producir dolor trocantéreo, dolores que genéricamente llamamos trocanteritis, aunque el término correcto es síndrome del trocánter mayor doloroso porque hay distintas causas”, precisa el doctor.

Considera que si bien el glúteo es una parte del problema en muchos casos de trocanteritis, no todos tienen su origen en este músculo, también el dolor puede provenir de la fascia lata o de los cuádriceps (músculo en la parte anterior del muslo).

Infografía de cadera cedida por la Clínica Cemtro de Madrid.

Parece trocanteritis pero no lo es

También existen otras patologías que pueden confundirse con la trocanteritis pero no lo son. Es el caso de una lesión lumbar que irradia dolor a la cadera sin que haya problema en esa zona de cuerpo.

También la artrosis o problemas articulares, que lo más frecuente es que duela la zona de la ingle, puede reflejar el dolor en el trocánter y crear una falsa idea de trocanteritis cuando el origen está en una articulación.

Movimientos repetitivos o sedentarismo, dos caras de la trocanteritis

La trocanteritis se da en dos espectros muy diferentes de personas, la gran mayoría mujeres.

Por un lado, aquellas muy activas en el ejercicio, sobre todo en carrera donde el impacto puede producir este tipo de dolor, pero también la bicicleta, con el movimiento repetitivo en la flexoextensión en la pedalada, o los ejercicios de sentadillas generan dolor.

“Son pacientes con un exceso de actividad que les provoca una sobrecarga en la musculatura glútea y que se relaciona con la tendinitis”, explica el traumatólogo Miguel Almaraz.

En el otro lado esta la persona sedentaria, “con poca musculatura”. En estos casos es posible que se produzca una rotura tendinosa del glúteo medio a nivel del trocánter y esto puede confundirse con trocanteritis.

Qué hacer y qué no hacer

La trocanteritis suele remitir con fisioterapia y ejercicios de rehabilitación, como estiramientos especialmente en la fascia lata; con infiltraciones; con frío y con antiinflamatorios y analgésicos.

Pero también cambiando determinados hábitos ya que la zona de la cadera se sobrecarga subiendo escaleras, ascendiendo y descendiendo pendientes (como en la práctica del senderismo) y haciendo ejercicios tipo sentadilla.

Cirugía para los casos difíciles

El cirujano de la Clínica Cemtro, especializada en traumatología, explica que la intervención quirúrgica está recomendada para aquellos pacientes con trocanteritis que no han respondido a las medidas más conservadoras, es decir, fisioterapia e infiltraciones.

La cirugía puede ser tanto abierta como por vía artroscópica, con incisiones mínimas, y persigue desde alargar la contractura de la fascia lata, eliminar el tejido inflamado como la bursa o quitar la inflamación del glúteo medio, entre otras acciones.

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Azoospermia: una de las principales causas de infertilidad masculina

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azoospermia

La azoospermia puede ser resultado de diversos factores que afectan la producción, transporte o maduración de los espermatozoides.

Tipos de azoospermia

Según la Clínica Universidad de Navarra (CUN), existen dos grandes tipos de azoospermia, definidos por su causa:

  • Azoospermia obstructiva: Se produce cuando hay una obstrucción en los conductos que transportan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra. Esta obstrucción puede localizarse en el epidídimo, los conductos deferentes o la uretra.
  • Azoospermia no obstructiva: Se debe a una alteración en la producción de espermatozoides en los testículos. Las causas más frecuentes incluyen anomalías genéticas, disfunción testicular primaria o trastornos hormonales.

Causas frecuentes de la azoospermia

La CUN identifica que las causas de esta alteración se agrupan en tres categorías, según el momento del proceso reproductivo en que se produce la alteración:

  • Pretesticulares: Problemas hormonales que interfieren con la producción espermática.
  • Testiculares: Alteraciones propias del tejido testicular, como varicocele, orquitis, criptorquidia o daño testicular por quimioterapia o radiación.
  • Postesticulares: Obstrucciones o malformaciones anatómicas que impiden la salida de espermatozoides. Ejemplos: vasectomía previa, quistes del conducto eyaculador, fibrosis quística congénita.
azoospermia
Imagen de archivo de muestra de semen. EFE/MORELL

Tratamiento de la azoospermia

El tratamiento dependerá de la causa identificada:

  • Terapia hormonal: En casos de origen pretesticular, se utilizan gonadotropinas o testosterona para estimular la espermatogénesis.
  • Intervención quirúrgica: Reparación de obstrucciones, reversión de vasectomía o reconstrucción de conductos deferentes.
  • Técnicas de reproducción asistida: Como la extracción de espermatozoides mediante biopsia testicular y su uso en fecundación in vitro (FIV) o microinyección espermática (ICSI).
  • Corrección del varicocele: En determinados casos, su tratamiento puede mejorar la producción espermática.

Impacto psicológico y social

El diagnóstico de azoospermia puede afectar de forma significativa la salud emocional del paciente. Según la CUN, es frecuente que surja:

  • Ansiedad y síntomas depresivos
  • Baja autoestima
  • Estrés en la relación de pareja

El acompañamiento psicológico debe formar parte integral del abordaje clínico.

Prevención y autocuidado

Aunque no siempre se puede prevenir, la Clínica Universidad de Navarra (CUN) asegura que existen medidas que pueden reducir el riesgo de azoospermia:

  • Evitar exposición prolongada a radiación o productos tóxicos.
  • Tratar infecciones genitales de forma precoz.
  • Realizar controles urológicos regulares.
  • Consultar al especialista en caso de antecedentes familiares.

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Cuando sudar deja de ser normal: el 5 % de la población sufre hiperhidrosis crónica

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La hiperhidrosis, o sudoración excesiva, es una condición médica que puede llegar a empapar la ropa o incluso hacer que el sudor gotee de las manos, sin que medien calor extremo ni ejercicio físico.

“Esta patología, muchas veces infradiagnosticada, requiere un enfoque clínico personalizado desde el primer momento para descartar causas secundarias y definir el tratamiento más adecuado”, explica el doctor Daniel Andrades Sardiña, especialista en dermatología del Hospital Quirónsalud Huelva.

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Doctor Daniel Andrades Sardiña, especialista en dermatología del Hospital Quirónsalud Huelva. Foto cedida

Impacto emocional de la hiperhidrosis o sudar en exceso

Más allá de lo físico, el impacto emocional de la hiperhidrosis es profundo. Quienes la padecen pueden experimentar ansiedad social, vergüenza y hasta cuadros depresivos.

La sudoración excesiva interfiere en actividades cotidianas, dificulta las relaciones interpersonales y laborales, y lleva a muchas personas a evitar situaciones sociales por miedo al rechazo o la incomodidad.

A menudo, el simple hecho de estrechar una mano o levantar el brazo en público se convierte en un gesto que se intenta evitar a toda costa.

El diagnóstico se basa principalmente en la historia clínica y en la valoración directa del paciente, aunque en algunos casos se pueden realizar pruebas específicas que ayudan a determinar la localización, intensidad y tipo de sudoración.

Los especialistas distinguen entre hiperhidrosis primaria —sin causa aparente, generalmente localizada en palmas, plantas o axilas— y secundaria, asociada a otras patologías o fármacos.

Terapias diversas

El abanico terapéutico ha crecido en los últimos años. En los casos leves, pueden bastar antitranspirantes de uso tópico, que ayudan a reducir la actividad de las glándulas sudoríparas. También existen medicamentos orales con efecto anticolinérgico que, aunque eficaces, requieren control médico por sus posibles efectos secundarios.

Una opción muy utilizada en la actualidad es la toxina botulínica, que bloquea temporalmente los nervios responsables de activar las glándulas del sudor, con resultados notables durante varios meses.

En los casos más resistentes, se puede recurrir a técnicas como la iontoforesis —un tratamiento que aplica corriente eléctrica de baja intensidad para frenar la sudoración— o incluso la simpatectomía torácica endoscópica, una intervención quirúrgica que interrumpe los nervios simpáticos responsables de la sudoración. Esta última opción se reserva para situaciones graves en las que los tratamientos menos invasivos no han funcionado.

El abordaje de la hiperhidrosis debe ser integral y adaptado a cada paciente. No se trata solo de controlar un síntoma físico, sino de mejorar la calidad de vida de quienes conviven con una afección que limita su bienestar personal, social y profesional.

Acudir a un especialista en cuanto se detectan síntomas persistentes de sudoración excesiva es el primer paso hacia una solución efectiva.

La hiperhidrosis tiene tratamiento, y con el diagnóstico adecuado, dejar de sudar en exceso no es solo posible: es esperanzadoramente alcanzable.

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La cara B de las vacaciones: cuando no somos capaces de descansar ni desconectar

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Las vacaciones, si bien están consideradas como un periodo para descansar, puede ser una época un poco compleja por algunas situaciones. Entre ellas, el cambio radical de nuestros hábitos, rutinas y escenarios, tal y como explica a EFEsalud la psicóloga y vocal de la Junta del Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, Olga Merino.

“Puede generar algún problema, no es realmente una patología, sino cuadros de desadaptación, estrés adaptativo, que es un estrés gestionable. Al principio puede descolocar y puede tener muchos orígenes”, apunta Merino.

La dificultad para desconectar

En este sentido, la psicóloga subraya que entre las causas se encuentra la dificultad de desconectar tanto del trabajo como de las tecnologías. También las redes sociales pueden tener algo que ver porque en ellas se plasman unas vacaciones que no están al alcance de cualquiera.

Merino afirma que las redes pueden generar la necesidad de hacer muchas cosas. Vemos que hay gente que exprime el verano al máximo, sin parar hasta el último minuto, y para quien lo está viendo al otro lado del móvil cabe la posibilidad de que le cree estrés o ansiedad al querer imitar esas conductas.

“Es muy importante resaltar que normalmente no es patológico, en la mayor parte de los casos pasa tras la adaptación a las nuevas circunstancias fruto del estrés, que suele ser a niveles bajos”, apunta.

Vida con prisas

Pero también puede ocurrir que no estemos pasando por un buen momento personal sin ser conscientes de ello, y cuando frenamos en vacaciones, ese malestar aflora.

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EFE/Javier Etxezarreta

Hay que tener en cuenta que durante el resto del año vamos a todos los lados con prisas, con un ritmo frenético y con un estado de estrés crónico. Cuando eso cambia, nos afecta, porque nuestro cuerpo está diseñado para estar en esa alerta, con un gasto físico, cognitivo y emocional continuo.

“Cuando de repente paran las demandas, el cuerpo tiene, digamos, como un choque, y es cuando emergen todas las sintomatologías, las tensiones emocionales, físicas y cuando realmente caemos. De hecho, algo muy frecuente es que normalmente cuando comienzan las vacaciones la gente dice, ‘qué casualidad que empiezan las vacaciones y me ha pasado esto o me ha pasado lo otro’”, argumenta la psicóloga.

De hecho, Merino asegura que cuando empiezan las vacaciones “hay muchos casos de ictus por ese cambio tan brusco de requerimientos de alto nivel, adherente a una época de descanso donde el cuerpo no sabe cómo reaccionar”.

Pautas para el merecido descanso

Por todo ello, lo más importante, en primer lugar, es tratar en la medida de lo posible que haya una transición progresiva, e ir desconectando poco a poco.

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EFE/Doménech Castelló

También ayuda mucho tener ciertas rutinas de sueño, de alimentación y ejercicio, unas pautas, en definitiva, de autocuidado.

“Y es importante dejar cierto margen y flexibilidad para la improvisación, para el descanso. A veces ocupamos tanto nuestro tiempo porque queremos hacer mil cosas, porque lo hemos visto, porque queremos hacer 200 planes que no nos da tiempo y no dejamos tiempo para el aburrimiento, que es fundamental para la creatividad, para poder desarrollarnos a nivel cognitivo y emocional”, afirma.

La importancia de descansar en vacaciones

Descansar en vacaciones también significa tratar de hacer una desconexión digital, porque el móvil o la tablet nos roban el descanso.

“Si de verdad queremos tener los efectos positivos del descanso, es clave la desconexión digital”, afirma la psicóloga, quien apunta que lo recomendable es un modelo híbrido, es decir, chequear el correo, internet o las redes como dos o tres veces al día, pero no estar todo el rato pendiente de las notificaciones.

No es fácil conseguir descansar porque, insiste la experta, estamos programados para no parar, “vivimos en el hacer, no el ser” a pesar de que es fundamental hacerlo.

Este periodo de descanso es la dosis de oxigenación para sobrellevar “la alta exigencia” del día a día.

“Si no rompemos esa rutina, lo que pasa es que no nos oxigenamos y de alguna manera, cada vez más esa sensación o ese estrés, esos requerimientos diarios, pueden acabar generando una patología porque no tenemos estrategias para hacerle frente”, zanja la psicóloga.

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